viernes, 17 de agosto de 2012

La otra crisis: Placer irresponsable


Thu, 16 Aug 2012 17:01:00

Algunas cosas en la vida son la mar de evidentes y nadie las puede negar si no quiere quedar en ridículo por su ignorancia o ceguera pasión. Que sí, que la cosa podría haber sido diferente si el Creador así lo hubiera dispuesto. Por ejemplo, podría haber previsto que en la naturaleza no existiera la diferenciación sexual y que la concepción de nuevos seres se produjera tras la ingesta de determinados alimentos o al alcanzar la madurez existencial.


Pero va y resulta que no es así, que para traer nuevos seres a este mundo necesitamos del abrazo apasionado de un hombre y de una mujer en edad de merecer. Un abrazo que, cuando es conyugal de veras, hace que el amor entre los esposos crezca y se fortalezca.

Alguno pensará que esto no es así, que las relaciones sexuales y la procreación son cosas bien diferentes, que eso de “acción, reacción” es algo incidental, ajeno a la naturaleza humana. Claro, y por eso estas personas toman mil y una precauciones para que su paternidad no se haga efectiva, y son sabedoras de que el más mínimo “error” de cálculo les puede “costar caro” para el resto de sus vidas.

Algunos siguen pensando que no es así, que no es preciso que el amor presida y dirija toda relación sexual. Claro, y por eso la insatisfacción llena sus corazones cuando van de “flor en flor”, buscando ciegamente algo que saben no encontrarán jamás.

Y así están las cosas, pues si el amor; al hijo que puede llegar y al cónyuge que se nos da; es el gran ausente de las relaciones sexuales entre un hombre y una mujer, sólo quedará una cosa que ambos comparten por igual: la búsqueda de un placer irresponsable, que exige derechos sin deber alguno que cumplir. Sólo quedará un camino directo a la infelicidad y al hastío.

Menos mal que mientras hay vida, hay esperanza y que siempre estaremos a tiempo de rectificar. Sólo falta decidirse y decir que sí al amor de verdad. ¿Te animas? ¡Vale la pena!

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