Una reflexión desde la Bioética
CÓRDOBA, Argentina, miércoles 13 junio 2012 (ZENIT.org).- Ofrecemos un artículo de Jorge Scala, abogado argentino especialista en derechos humanos y bioderecho, en el que ofrece su experiencia en una asociación de ayuda a madres solas, y sus respuestas al debate existente en Argentina tras una polémica sentencia que despenaliza el aborto en caso de violación.
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Por Jorge Scala
Mucho se ha debatido en estos días sobre los tres sustantivos que
titulan esta nota. Como tesorero y apoderado de “Portal de Belén”
quisiera hacer un breve aporte a esas tres palabras, concatenándolas del
mejor modo posible.
En EE.UU. decidieron investigar seriamente el problema de las
violaciones en todos sus aspectos. Se hizo un protocolo de investigación
y se designó al Hospital San Pablo de Minneapolis para efectuar el
estudio. Los trabajos duraron 10 años, durante los cuales fueron
derivados a dicho centro sanitario todas las mujeres violadas de la
región. En total se investigaron más de 3.500 violaciones.
Entre las cuestiones estudiadas se incluyó la relación entre
violación y embarazo. Muy pocas de las mujeres violadas presentaron
embarazos. Todos esos embarazos fueron estudiados, tanto sea en los
casos en que las mujeres abortaron como en los que continuaron sus
embarazos. Se hicieron las pruebas genéticas pertinentes –tanto en los
bebés abortados como en los nacidos-, y se determinó, científicamente,
que todos los embarazos habían sido fruto de relaciones consentidas, con
sus esposos o algún otro varón. En pocas palabras: las 3.500
violaciones no habían causado ningún embarazo (Reardon, David C., Aborted Women: Silent No More).
En “Portal de Belén” tenemos la experiencia de campo, que por la
obvia falta de medios no ha podido verificarse con validez científica.
La comparto: entre las muchas mujeres que hemos ayudado en estos más de
20 años de servicio al bien común, nos hemos encontrado con algunas
mujeres violadas y embarazadas. Vienen a nosotros mujeres embarazadas en
situación de conflicto y, ¿qué duda cabe?, la violación es uno de los
conflictos más penosos que nos ha tocado acompañar.Desde el comienzo de nuestra Asociación, intuimos que el mejor modo
que tiene una mujer embarazada para superar su conflicto –cualquiera que
sea-, es darle las herramientas que necesite para poder continuar con
su embarazo y, más adelante, para que pueda criar amorosamente a ese
hijo que lleva en su seno. En la generalidad de los casos esto parece
muy obvio. Y lo es.Ahora bien ¿qué sería lo mejor para una mujer encinta cuyo conflicto
fuera el haber sido víctima de una violación? En realidad no lo
sabíamos. Ni lo supimos hasta que se nos fueron presentando los primeros
casos. Era evidente que la ayudaríamos a continuar con su embarazo: a
fin de cuentas, ese es nuestro fin asociativo. Pero lo que no era nada
obvio es que criar a ese hijo –en lugar de darlo en adopción--, fuera la
mejor opción para la mujer violada.Como no podíamos resolver la duda, pues había tantos y tan buenos
argumentos para una u otra opción, decidimos obrar con esas mujeres
igual que con las demás: procurar ayudarlas a aceptar, amar y criar a
ese hijo que venía al mundo de ese modo trágico. El resultado superó
todas nuestras mejores expectativas. Se lo comparto.
En “Portal de Belén” no solo damos alojamiento y comida, sino también
atención médica, jurídica, psicológica, etc. a las mujeres que lo
necesitan. Todas las mujeres violadas recibieron atención psíquica. Con
ese acompañamiento y el nuestro, decidieron no solo continuar sus
embarazos, sino también criar a sus hijos. En todos los casos, en un
tiempo relativamente breve, los informes psicológicos concluyeron del
mismo modo: el acto de amor de haber acogido, amado y criado a ese hijo,
curó completamente las secuelas psíquicas de la violación. Para
nosotros fue una de las sorpresas más hermosas que tuvimos, en estos
años de trabajo silencioso y fecundo.
Ante estas realidades que nos enseña la ciencia y nos muestra el
trabajo de campo con quienes padecen la problemática, me pregunto:
¿Puede ser razonable matar por las dudas que el hijo fuera producto de
una violación, cuando se sabe que esto casi nunca sucede? También me
pregunto: ¿es bueno para la mujer violada quitarle la posibilidad de la
curación total, del trauma que le produjo esa brutalidad?.A los caballos que circulan por la ciudad hay que ponerles
anteojeras, para que no vean la realidad; puesto que si la percibieran
se asustarían y provocarían un desastre movidos por el miedo. Me vuelvo a
preguntar: ¿qué clase de “anteojeras” tienen algunos de nuestros
jueces, gobernantes y médicos, que parecen impedirles reconocer la
realidad?.En un rato se mata a una persona por nacer. Nosotros preferimos
acompañar a sus mamás durante meses, ayudándolas a crecer y superar por
sí mismas todos sus obstáculos. Nos parece lo mejor para todos, también
para nosotros que crecemos en humanidad…
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