Mon, 07 May 2012 04:34:00
Desde
el 23 de enero de 2012 China se encuentra bajo el "signo del Dragón".
En China, el Dragón es símbolo de la autoridad imperial o del elemento
Yang masculino. El Dragón es, por tanto, símbolo del éxito, del poder y
de la riqueza.
Esta coyuntura del calendario nos
permite iniciar una sección independiente dedicada a la República
Popular China, para analizar la influencia de su poder económico y
político sobre la Nueva Evangelización y sobre la sociedad global de
tercer milenio.
A este respecto, Napoleón habló de China en los siguientes términos: "China es un gigante dormido. Dejad que siga así, porque cuando despierte el mundo temblará". Ortega en La rebelión de las masas
decía que Europa reaccionaría cuando "la coleta de un chino asomase por
los Urales". Pues bien, los chinos ya han aparecido en forma de
mercado, se han hecho un moño inmenso con la coleta de su tradición y
empiezan a competir, no solamente en precios, sino también en
tecnología.
Es hora de reaccionar porque amenazan con inundar el mundo entero. Nietzsche se muestra más apocalíptico e inicia su libro El Anticristo (1887) con el siguiente aforismo: "Mirémonos cara a cara. Somos hiperbóreos [Chinos]".
Se ha denominado a este pasaje como
el "ultimátum hiperbóreo": la trompeta apocalíptica del nihilismo. Una
de sus interpretaciones del pasaje es la siguiente: el fin de la cultura
occidental y la desaparición de la cultura judeocristiana llegará con
la "chinificación" del mundo.
La descristianización del mundo, y
por tanto la "muerte de Dios", sólo se producirá cuando la cultura
cristiana sea fagocitada por el resurgir del gigante asiático, que se
extenderá por todo el orbe como un "diluvio universal" hasta inundar el
mundo por completo. El cristianismo será erradicado entonces de sobre la
faz de la tierra, recubierto por la voracidad de la cultura china.
¿Es esto así, o Nietzsche se equivocaba con su vaticinio catastrófico? ¿Es China una amenaza real para el cristianismo?
¿Hay signos que nos permitan sacar
la conclusión de este fin de la cultura judeocristiana, desplazada bajo
la presión de la imponente masa geopolítica que supone China?
No cabe duda de que China es el
mayor fenómeno político, económico y financiero del siglo XXI, y la
plataforma geopolítica que va a marcar el ritmo de la economía y la
política mundial de los próximos cien años.
En 1976, Den Xia Ping dio el golpe
de timón que supuso la apertura de la República Popular a la economía
capitalista. China decide incorporarse al mercado en los años 90 según
una estrategia tan simple como eficaz. Actualmente, China es la 2ª
economía más grande del mundo estimada en el año 2011 con un PIB nominal
de 5.878 billones de dólares estadounidenses (US$), que creció un 9,5%
más para el segundo trimestre de 2011. Este modelo económico ha sido descrito por Julián Pavón como "parasitario":
China crea empresas chinas que producen mercancías manufacturadas en
China que vende en tiendas chinas donde sólo se contratan trabajadores
chinos. Como China vincula el yuan con el dólar, los tipos de interés
permanecen bajos: yuan barato y productos a bajo precio. De este modo,
se favorecen las exportaciones. El dinero obtenido se ingresa en bancos
también chinos. De manera que China es la mayor potencia financiera
actual, pues tiene acumulados más de 3,5 billones de dólares en divisas.
Con este dinero compra los países adquiriendo su deuda pública y las
materias primas estratégicas de Iberoamérica y África. China puede
comprar el mundo, y de hecho lo está haciendo. El crecimiento de esta
economía es tan rápido que se cree que superará a la estadounidense en
2016. En 2020 China tendrá una estación permanente en la luna para
explotar el Helio 3, un combustible que servirá para obtener energía
nuclear por fusión y que podría sustituir al petróleo en el futuro. Su
desembarco en África está siendo masivo en busca de insumos y materias
primas, recursos energéticos, etc.
Actualmente no sólo es la fábrica
del mundo sino también su banquero; no controla sólo la producción sino
también la distribución. China ha terminado por convertirse en la
segunda potencia económica del mundo y empieza a transformar esa riqueza
financiera en riqueza tecnológica. Su economía centralizada a través
del PCCh le está permitiendo planificar su política económica para los
próximos 50 ó 100 años a fin de consolidar posiciones ya conquistadas y
dominar el mundo a través del control de las fuentes de energía, el
capital financiero, la producción y la distribución.
Este patrón parasitario comienza a
manifestarse con claridad en nuestros países y ciudades. El 60% del
comercio minorista en Madrid está en manos chinas; el 50% en Barcelona y
el 30% en Valencia. Sólo en la céntrica calle de Bravo Murillo el 90%
de los locales son tiendas chinas. El barrio de Usera está literalmente
tomado y puede ser calificado como "Chinatown".
Por seguir dando cifras, si hay
algún pueblo que merezca el título de "Pueblo" con mayúsculas, éste es
sin duda el Pueblo chino. Su población asciende a 1.500 millones de
habitantes. Esta demografía hace que la población de EEUU (280 millones)
sea más bien ridícula. El Partido Comunista Chino cuenta con 80
millones de afiliados y su ejército con 2,3 millones de soldados.
Cualquier minoría en China supone al menos un millón de personas.
Cuarenta ciudades superan los dos millones de habitantes.
Estos son los hechos; estas son las
principales cifras a grandes rasgos. Este es el "diluvio universal" que
comienza a anegar la faz de la tierra. ¿Ha llegado la hora de construir
un arca para ponernos a salvo?
Para los chinos el año que acaba de comenzar es el año del Dragón, símbolo de prosperidad. ¿Seremos devorados por este Dragón?
Esta y otras cuestionas son las que nos disponemos a estudiar en las diversas entregas de esta sección.
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