martes, 19 de junio de 2012

La familia cristiana abierta al mundo

  http://caminayven.israel.netdna-cdn.com/wp-content/uploads/Encuentro-familias-Mil%C3%A1n.jpg

Por Beatriz Montes Ferrer

«Es en familia que se experimenta por primera vez como la persona humana ha sido creada para no vivir encerrada en sí misma, sino en relación con los demás». Son palabras que el Santo Padre pronunció en su visita a la Scala de Milán, ciudad que ha sido el centro del Encuentro Mundial de las familias cristianas unidas por Jesucristo, durante los días 30 de Mayo al 3 de Junio
. Maravillosa e inolvidable experiencia para todos los que han tenido el privilegio de asistir, pues siempre que el Señor convoca, es imposible no marchar con la alegría de saberse amados por Dios.
Esta frase dice todo, a mi parecer, de lo que es o debería de ser una familia. Pero no me refiero sólo a la cristiana, en la que con Jesucristo como modelo de entrega y servicio ilimitado, encuentra ahí la fuerza y sentido. Cualquier familia debería de tener por lo menos como objetivo principal el no vivir encerrada en sí misma y esto debe de partir desde cada persona individual que se abre hacia los demás. Y aquí precisamente veo yo el gran problema de hoy en día: el abrirse a los demás, o más bien el ser incapaces de realizarlo.

Como ya sabemos y palpamos, estamos en una época donde el pensamiento relativo y nihilista nos lleva necesariamente a la individualidad, esto es, dicho con palabras sencillas, actuar y pensar en base a lo que cada uno individualmente creé conveniente, el yo se antepone a los demás, olvidando que vivimos en sociedad y que a la fuerza nuestras actuaciones tienen repercusiones exteriores. Si anteponemos preferentemente lo que nos apetece, lo que nos parece conveniente a nosotros, quizás estemos olvidando que podemos perjudicar a los demás.
Sí, lo considero un problema puesto que nos lleva inevitablemente al egoísmo, y bueno, supongo que todos sabemos que esta actitud no nos aporta mucho bien.
Sin embargo, mi mayor preocupación está en que son cada vez más las personas que ciertamente reconocen que son egoístas en relación a sus hijos, a su familia y en consecuencia, con los demás. Está asumido como un hecho real ante el que ya no queda otra que mirar a otro lado. Afirman que no tienen más hijos porque, en el fondo, y después de muchas excusas, la mayoría de ellas económicas, encuentro una vez más ese egoísmo que impide abrirse, quizás es como diría Kart Rahner, « el hombre que está encorvado sobre sí mismo».
Cómo tener tiempo para más hijos, si uno o dos ya quitan bastante e impiden poder hacer un poco de deporte, relax o tiempo para uno mismo. Cómo gastar saliva educando moralmente en valores, si sus amigos ya le enseñan lo que tarde o temprano aprenderán. Mejor es, para muchos padres, tirar la toalla.
En familia se aprende lo que en la vida, de adultos, vamos a necesitar como base fundamental, si no tenemos ese colchón que nos proteja, difícilmente los hijos aguantarán las tormentas. Los niños absorben todo, los padres son su modelo, pero pronto los amigos ocuparán un puesto casi más importante, para lo que antes, han de haber cargado la mochila con el pilar fuerte y seguro educativo en casa, pues siempre lo tendrán ahí para echarle mano. Los adolescentes, aunque en muchas ocasiones parezcan no escuchar a los padres y no querer saber nada, necesitan también saberse atendidos, tener un orden y disciplina, unas orientaciones.
La familia cristiana sabe que está llamada a la vocación de permanecer continuamente abierta al mundo, a sus necesidades, pues es el futuro que lo va a sostener. Y tiene la experiencia de que es Jesucristo el que va enseñando a que amando, dándose, es como se alcanza la plena felicidad en el ambiente familiar.
Para algunos resulta una sorpresa cuando aparecen las situaciones de los problemas académicos, las drogas, delincuencia o simplemente, sin irnos a los extremos, el que sus hijos no sepan afrontar maduramente los baches de la vida, con unas ideas y objetivos claros sin caer en la desesperación y la frustración.
En mis muchas conversaciones con otros padres, es una pena hallar esa indiferencia aún sabiendo que es fruto del no querer complicarse más… bueno, que para ellos es complicación, pues más bien yo diría que es posponer la que de esta manera, vendrá tarde o temprano.
De esto y otros aspectos relacionados con el matrimonio y la familia, en el Congreso Mundial de Familias celebrado el pasado mes de Mayo en Madrid, se ha hablado en profundidad. Fruto de las reflexiones de estos días entre muchos expertos, profesionales e interesados en el tema, se ha realizado una Declaración que no tiene desperdicio y que animo a leer.
La educación de los hijos no es fácil, ¿quién dijo lo contrario?, pero da muchas recompensas.
La educación en la fe hoy día es de necios prácticamente, pero, también lo era ya en la época de los Apóstoles (1 Cor 1,23), Las familia cristiana sufre persecuciones, risas, críticas duras, si, no es fácil, pero ya nos lo decía San Juán: «En el mundo tendréis tribulación. Pero ¡ánimo!: yo he vencido al mundo». (Jn 16,33).
Tenemos una misión importante y muy necesaria en este mundo: dar testimonio, no solo de palabra, sino con la propia vida, porque son muchas las personas que buscan un referente donde agarrarse, encontrando, en muchas ocasiones, los golpes fuertes que da la vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario