Sat, 30 Jun 2012 23:01:00
Los
efectos de la pornografía online en el matrimonio son devastadores. En
un 56 % de los matrimonios que acaban en divorcios, uno de los cónyuges
era adicto a la pornografía online, en un 68 % uno de ellos había
encontrado amante por Internet y en un 33 por ciento, alguno de los dos
pasaba demasiado tiempo en chats de contenido sexual. Estos son los
datos que revelaba ya en 2002, un estudio basado en los informes sobre
divorcios de la Academia Americana de Abogados Matrimoniales de EE UU.
Pero las consecuencias de la
pornografía online van más lejos. En la edición de junio de 2012 de la
revista de suscripción gratuita Misión, que llega a más de 130.000 familias en España,
se analiza esta situación en profundidad. Los expertos hablan de que el
40 % de los adictos al sexo es abandonado por su cónyuge, y la mayoría
de los adictos dicen amar menos a sus parejas y pierden el interés por
las relaciones sexuales. Patrick F. Fagan, director de Marriage and
Religion Research Institute, apunta además que la pornografía socava las
relaciones matrimoniales y provoca sentimientos de gran angustia,
traición y desconfianza en las esposas de los adictos. La huella
psicológica puede llegar a ser tan profunda, que algunas caen en
depresión severa y requieren tratamiento clínico.
Ramón Lucas, L.C., especializado en ética sexual, explica a Misión
que la maldad de la pornografía no radica en mostrar un desnudo o un
acto sexual, sino en presentar como "verdad" algo que en realidad es
"falso y mentira". Esas imágenes se van guardando en el cerebro como
"basura mental reminiscente" y se convierten en recuerdos que tienden a
ser imitados. Por eso, cuando la persona se enfrenta a la relación
sexual, ya no le encuentra sentido pues ha perdido "la espontaneidad, la
capacidad de sensibilizarse, de emocionarse, de amar", advierte.
Ron Kaufmann, un estadounidense que padeció esta adicción, revela a Misión
que cuando consumía pornografía pensaba: "Mientras ame a mi esposa y
mientras tengamos una buena relación, ¿a quién le importan mis demás
placeres? ¿Qué problema hay en que yo intime con alguien que está del
otro lado de la pantalla?". Sin embargo, tras siete años de matrimonio
en los que no logró dejar de consumir pornografía, finalmente tuvo que
marcharse de su hogar. Su esposa había encontrado muchas veces sus
imágenes pornográficas en el ordenador; él había prometido dejar el
vicio, pero no pudo hacerlo, y la situación se volvió insostenible.
Afortunadamente, hoy Kaufmann está recuperado, logró salvar su
matrimonio y se dedica a asesorar a hombres con este problema en el
Heart Counseling Center de Colorado Springs, EE UU.
En algunos casos, para evitar
la brecha emocional que provoca el consumo solitario de pornografía,
algunos intentan que sus esposas se aficionen con ellos. Así les ocurrió
a Tom y a Susan, un matrimonio al que Kaufmann asesoró. "Cuando ella
comenzó a quejarse de la adicción de su esposo, él le dijo que la amaba,
pero que el sexo entre ellos ya no le entusiasmaba. Pensaron que si
veían las imágenes juntos, sería maravilloso para los dos. Lo intentaron
durante dos años, hasta que ella perdió el interés: se sentía temerosa
de que sus hijos descubrieran la adicción de su padre… Dejó de confiar
en él como esposo y como padre".
La revista Misión
adviete de los efectos nocivos del uso de la pornografía en el lecho
conyugal. Kaufmann asegura que "no es posible compartir el vínculo que
tenemos con nuestro cónyuge, con una imagen-objeto que está en nuestra
cabeza, pues, poco a poco, el matrimonio pierde su intimidad". Por eso,
Ramón Lucas asegura que la pornografía nunca puede utilizarse como
excusa para solucionar un problema sexual entre los cónyuges, pues
cuando un matrimonio "necesita" pornografía para realizar el acto
conyugal, algo no funciona en su relación: "Consumir pornografía no
conduce a una mejor relación, sino todo lo contrario. Si tratamos de
imitar una falsedad, nunca llegaremos a mantener una verdadera relación
amorosa conyugal... En una relación íntima, lo importante no es la
técnica, sino el amor". Y sentencia: "¡Para tener relaciones sexuales no
se necesita 'saber', se necesita amar! Los hombres que miden cada
movimiento y evalúan todas las reacciones de su compañera son los peores
amantes".
Misión da las claves para prevenir la pornografía online
Misión propone, de la mano de Christian Meert, presidente del curso online de preparación al matrimonio Agapè (www.catholicmarriageprep.com),
las claves para evitar que esta adicción se cuele en los hogares
españoles. No solo se debe evitar la pornografía, sino que hay que
asegurarse de que estas imágenes no entren en casa:
• La oración de los cónyuges,
la mejor arma. Dedicar atención diaria a Cristo, los dos juntos, como
se hace con los buenos amigos.
• Crear espacios de
comunicación para comentar lo más íntimo. Hablar de los problemas y las
tentaciones de cada uno, en una atmósfera de confianza, libre del
sarcasmo y crítica.
• Utilizar los métodos
naturales. La continencia durante los periodos fértiles puede hacer que
afloren cuestiones que están ocultas y ayudar al autodominio.
• Controlar el uso de
Internet. Introducir filtros y situar los ordenadores en lugares de
paso, nunca en los dormitorios. De igual manera, conviene evitar que
entren en casa todo tipo de revistas y películas con contenido erótico.
• Hacer ejercicio con frecuencia. El deporte ayuda a descargar tensiones.
• Mantenerse en contacto
durante los viajes de trabajo. Si uno de los dos cónyuges tiene que
viajar, conviene que este llame al otro todos los días. Además, se debe
tratar de evitar quedarse solo en el hotel durante periodos prolongados,
se debe buscar áreas públicas para trabajar y aprovechar bien el
tiempo.
• Buscar ayuda. Si uno de los cónyuges es adicto y no lo reconoce, el otro debe buscar la ayuda
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