viernes, 5 de octubre de 2012

Extraordinario documento que se lee en las Iglesias de Monagas… + Enrique Pérez Lavado













Hermanos y hermanas en Cristo.

El voto político es para el cristiano un derecho y un deber; es un derecho irrecusable y es un deber ineludible. Es signo, fruto y ejecutoria de nuestra dignidad humana, nuestra libertad ciudadana, nuestra solidaridad, nuestra función social y la manera más elemental, pero básica, para colaborar en la búsqueda del bien común.

La Iglesia exige dar cumplimiento a esta obligación en sus debidas oportunidades:

-          “Recuerden los ciudadanos el derecho y el deber que tienen de votar con libertad, para promover el bien común” (GS 75).
-          “Exhortamos a todos los fieles y, en general, a todos los hombres de buena voluntad, a cumplir con la máxima responsabilidad el deber ciudadano del voto, del cual depende la adecuada conducción de los órganos del Estado y la marcha de la comunidad política nacional hacia una mayor promoción y participación del bien común para todos los venezolanos” (CEV 1973).
-          “La dignidad humana requiere por tanto, que el hombre actúe según su conciencia y libre elección” (GS 17).
La Iglesia, Madre y Maestra, vela por sus hijos e hijas, no sólo en el aspecto espiritual sino también en todo lo que puede afectar su dignidad de personas humanas, se siente obligada a orientar a los ciudadanos sobre las condiciones que deben reunir los candidatos que han de recibir sus votos. Esto lo hace de acuerdo con sus principios de amor, moral y justicia social, pero respetando absolutamente sus conciencias.

La Iglesia se siente en la obligación de dar ciertas orientaciones para votar, estas son bastante generales (aplicables en cualquier parte del mundo):

1.      Votar por quien decididamente vaya en busca del bien común: “El ejercicio de la autoridad política, debe realizarse siempre dentro de los límites del orden moral para procurar el bien común concebido dinámicamente según el orden jurídico legítimamente establecido (constitución) o por establecer” (GS 74). “Se desaprueban todas las formas políticas que desvíen el ejercicio de la autoridad de la posición del bien común, para ponerla al servicio de un grupo o de los propios gobernantes” (GS 73). “La razón de ser de cuantos gobiernan radica por completo en el bien común” (PT 55).

1.      Votar por quien defiende los derechos fundamentales del hombre:
-          Una vida digna (GS 26),
-          Una libertad responsable (GS 17),
-          Libertad de reunión, asociación y expresión (GS 73),
-          Libertad religiosa (PT 13),
-          Derecho a la cultura (GS 60,
-          Derecho a participar en la vida económica (GS 29),
-          Derecho a la elección de estado y tener una familia (PT 14),
-          Al Trabajo y otros derechos obreros (GS 29),
-          A la propiedad privada (GS 69).

1.      3.       Votar por quien, además, tenga aptitudes para gobernar: “Son muchos y diferentes los hombres que se encuentran en una comunidad política y pueden, con todo derecho, inclinarse hacia soluciones diferentes. A fin de que  por la pluralidad de pareceres no perezca la comunidad política, es indispensable una autoridad que dirija la acción de todos hacia el bien común, no ya mecánica ni despóticamente, sino obrando principalmente como fuerza moral, que se basa en la libertad y en la responsabilidad de cada uno” (GS 26).
2.      4.       Votar según el dictado de la propia conciencia. “Crece al mismo tiempo la conciencia de la propia dignidad de la persona, de su superioridad sobre las cosas y de sus deberes y derechos universales e inviolables” (GS 26). “Los fieles han de aprender diligentemente a distinguir entre los derechos y obligaciones que le corresponden por su pertenencia a la Iglesia y aquellos otros que le competen como miembro de la sociedad humana. Procuren acoplarlos armónicamente entre sí, recordando que en cualquier asunto temporal deben guiarse por la conciencia cristiana, ya que ninguna actividad humana, ni siquiera en el orden temporal puede atraerse del mandato de Dios” (LG36).
3.      5.       Votar por los que reúnen mejores condiciones humanas. “Sería absurdo imaginar que los hombres, por el hecho de estar al frente del gobierno, de la cosa pública, puedan verse obligados a renunciar a su condición humana, siendo así que, por el contrario, son elegidos para tan elevado cargo porque se les consideró mucho más ricos en cualidades humanas y entre los mejores del cuerpo social” (PT 84). “Sería vituperable dejar campo libre para dirigir los asuntos del Estado a los indignos o a los incapacitados” (Pío XII, Discurso a la Conferencia Olivaint, 28-03-48).
4.      6.       No se debe dar el voto a quienes profesan un ateísmo sistemático. “Pretende este tipo de ateísmo que la religión, por propia naturaleza, es un obstáculo para la edificación de la ciudad temporal. Por eso, los defensores de esta doctrina cuando logran alcanzar el dominio público del Estado, atacan violentamente a la religión, difundiendo el ateísmo, sobre todo de manera educativa, con el uso de los medios de presión que tiene al alcance el poder público” (GS20).
5.      7.       No debe darse el voto a quienes se profesan “marxistas”. “El cristianismo que quiere vivir su fe en una acción política, concebida como servicio, tampoco puede adherirse, sin contradicción, a sistemas ideológicos que se imponen radicalmente en los puntos substanciales de la fe y a su concepción del hombre; ni a la ideología marxista, a su materialismo ateo, a su dialéctica de violencia (lucha de clases) y a la manera como ella entiende la libertad individual dentro de la colectividad, negando al mismo tiempo toda trascendencia al hombre y a su historia personal y colectiva”(OA 26).
6.      8.       Tampoco debe darse el voto a los que profesan un capitalismo cerrado (Salvaje). “… ni a la ideología liberal que cree exaltar la libertad individual sustrayéndola a toda limitación, estimulando con la búsqueda exclusiva del interés y del poder, y considerando las solidaridades sociales como consecuencias más o menos automáticas de iniciativas individuales y no ya como fin y un criterio más elevado del valor de la organización social” (OA 26).



Queremos concluir con estas otras enseñanzas de la Doctrina Social de la Iglesia, que  también pueden sernos orientadoras.

La Iglesia rechaza en forma absoluta las dictaduras (GS 73). Invita a defenderse del abuso de autoridad (GS 74). Aunque cada nación debe darse su propio tipo de gobierno dentro de los límites de la moral, justicia y bien común, señala la conveniencia de de la división (independencia) de los poderes públicos (GS 75). En caso de que por circunstancias inevitables se llegue a establecer la ley marcial, los derechos deben ser restituidos cuanto  antes (GS 75). Recomienda encarecidamente que los debates electorales sean conducidos con el debido respeto a los ciudadanos que no comulgan con las orientaciones políticas del expositor, de manera que no perturben la paz (CEV, “Iglesia y Política” 1971). Recomienda una estructura social que rompa con los esquemas de sociedad consumista, de limitada visión tecnocrática, de desarrollo fundado en la competencia por el lucro (Ib).

Un resumen:
-          Política es una palabra que puede tener varios significados. En sentido amplio e toda acción social ordenada al bien común. A ella se obliga la Iglesia como institución, sus miembros de cualquier categoría, el gobierno y todos los ciudadanos.
-          Política en sentido restringido se refiere a la utilización de una ideología y un método para gobernar, incluyendo los medios de ascensión al poder y luchas partidistas, siempre con miras al bien común. El cristiano está obligado a participar en esta actividad de acuerdo a sus posibilidades y su conciencia.
-          La Iglesia no aspira a poderes temporales; es autónoma e independiente del Estado, pero es deseable desde todo punto de vista la armonía entre los dos poderes.
-          No es conveniente la participación de Obispos y Sacerdotes, ni siquiera en su condición de individuos particulares, en la política partidista y en funciones de gobierno.
-          Dado que la Iglesia es Madre y Maestra, tiene que velar por sus hijos, no sólo en el aspecto espiritual sino también en todo lo que pueda afectar su dignidad humana, se siente obligada a orientar a los ciudadanos sobre las condiciones que deben reunir los candidatos que han de recibir sus votos. Esto de acuerdo con sus principios de amor, moral y justicia social, pero respetando absolutamente sus conciencias.

Un cristiano y buen ciudadano, hombre o mujer de conciencia, no orienta su voto solo por una ventaja o conveniencia personal, pragmática materialista; no puede moverse nada más que por el bombardeo de propaganda, o por simple sentimiento de simpatía; o peor aún, movido por apasionamientos. Prepara su voto ante Dios, pensando en el verdadero apoyo al bien común y, como hemos insistido en todas las entregas anteriores, ANTE SU CONCIENCIA RECTA Y VERAZ.

Les invito a unirnos todos en oración por la paz de nuestro País y por el buen desarrollo de la próxima jornada electoral, realizando en todas las parroquias, vicarías y comunidades, una novena de plegarias que se realizará por toda la nación, del 28 de septiembre al 06 de octubre.

Que Jesús Sacramentado y la Santísima Virgen de Coromoto, bendigan y protejan a todo el pueblo venezolano.

¡Con mi bendición episcopal!
+ Enrique Pérez Lavado
Obispo de Maturín

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